En el mundo del wellness, el azúcar se ha convertido casi en una palabra prohibida. Pero la verdad es que no todos los endulzantes son iguales, y entender sus diferencias puede ayudarte a elegir mejor lo que le das a tu cuerpo (y a tu granola).
1. Azúcar refinado: el clásico que ya no queremos tanto
El azúcar blanco es el más común, pero también el más procesado. Se obtiene de la caña o la remolacha, pero en el proceso pierde casi todos los nutrientes naturales.
Lo malo: solo aporta calorías vacías y genera picos de glucosa.
Lo bueno: energía rápida, pero fugaz.
En resumen: si tu cuerpo fuera un coche, el azúcar refinado sería gasolina barata. Funciona, pero a largo plazo deja residuos.
2. Miel: el toque natural
La miel tiene una mezcla natural de fructosa y glucosa, además de pequeñas dosis de antioxidantes y minerales.
Nutricionalmente: una cucharadita (7 g) tiene unas 21 calorías y 6 g de azúcar.
Extra tip: busca miel cruda o sin filtrar, que conserva más beneficios.
En Tati la usamos porque da sabor, energía y vibra natural, sin necesidad de artificios.
3. Stevia: la opción cero calorías
Proviene de una planta y endulza hasta 200 veces más que el azúcar.
Lo bueno: no eleva el azúcar en sangre.
Lo malo: algunas versiones industriales vienen mezcladas con maltodextrina u otros aditivos.
Pro tip Tati: si lees “stevia rebaudiana” o “extracto puro de stevia”, vas bien. Si ves una lista larga de ingredientes raros, sospecha.
4. Sacarina, aspartamo y compañía: los químicos del grupo
Endulzan mucho, no tienen calorías, pero su sabor puede ser fuerte o metálico.
Nutricionalmente: cero calorías, cero nutrientes.
Duda existencial: ¿vale la pena algo “sin azúcar” pero ultra procesado? En Tati preferimos el less fake, more flavor.
Cómo leer las etiquetas (y no morir en el intento)
Saber cuánto azúcar consumes empieza por mirar el envase. Aquí va una mini guía Tati:
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Mira los “hidratos de carbono, de los cuales azúcares”. Esa línea te dice cuántos gramos de azúcar hay por 100 g o por porción.
Ejemplo: si una granola tiene 10 g de azúcar por 100 g, significa que el 10% del producto es azúcar. -
Fíjate en el orden de los ingredientes. Los que aparecen primero son los que están en mayor cantidad.
Si ves “azúcar”, “jarabe de glucosa”, “maltosa” o “dextrosa” al inicio, mala señal. -
No te fíes solo de las etiquetas “sin azúcar añadido”. Puede tener endulzantes artificiales o ingredientes naturalmente dulces.
Guía rápida:
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Menos de 5 g de azúcar por 100 g → bajo en azúcar
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Entre 5 y 10 g → moderado
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Más de 10 g → dulce
Entonces… ¿cuál elegimos?
Depende de lo que busques, pero en Tati creemos que el sabor y la energía se disfrutan más cuando vienen de ingredientes reales.
Por eso usamos miel y azúcar de coco: naturales, con sabor y sin disfraces.
Porque comer bien no es comer “sin nada”, sino elegir con conciencia.
Y si es con granola Tati, mejor aún.