En los últimos meses me he dado cuenta de algo que seguramente a ti también te pasa: vivimos rodeados de productos que parecen saludables, pero que en realidad no lo son. Basta con dar un paseo por el supermercado para verlo: granolas “light”, cereales “integrales”, galletas “bio”… y cuando te detienes a leer la parte de atrás, la historia cambia.
No todo lo “BIO” es sinónimo de sano
Que un producto sea ecológico o BIO solo significa que sus ingredientes provienen de una agricultura o ganadería certificada. Pero eso no quiere decir que sea bajo en azúcares, que tenga buenos nutrientes o que realmente sea beneficioso para tu cuerpo. Una galleta bio sigue siendo una galleta, y puede llevar cantidades de azúcar iguales (o mayores) que una convencional.
La realidad de los químicos invisibles
Otra cosa que me sorprendió es la cantidad de aditivos y químicos que incluyen productos cotidianos como la leche envasada, yogures industriales, cereales o snacks. Algunos ejemplos que aparecen con frecuencia son:
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Jarabe de glucosa-fructosa: un endulzante barato que dispara los niveles de azúcar en sangre.
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Emulsionantes (como E471): usados para dar textura, pero que pueden irritar la digestión.
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Colorantes artificiales (E102, E129, etc.): sin ningún valor nutricional y relacionados con molestias gastrointestinales.
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Conservantes como sorbato potásico (E202): alargan la vida del producto, pero tu cuerpo no los necesita.
Y es aquí donde entendí por qué tantas veces nos sentimos hinchados, con digestiones pesadas o incomodidad estomacal después de comer cosas que “supuestamente” eran saludables.
La frustración de buscar algo realmente sano
Seamos sinceros: a todos nos ha pasado esa frustración en el súper, buscando una opción realmente saludable y no encontrar nada que no esté cargado de azúcares o químicos invisibles.
La situación se vuelve todavía más complicada en la vida real, cuando sales corriendo por la mañana o llegas cansado del trabajo en la tarde, y solo quieres un snack rápido. En ese momento, lo más fácil suele ser elegir lo primero que ves… aunque sepas que no es lo mejor para ti.
Volver a lo simple
La nutrición, en realidad, se basa en principios muy sencillos:
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Ingredientes reales que reconoces a primera vista.
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Equilibrio: carbohidratos, proteínas, grasas buenas y fibra.
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Menos es más: cuantos menos aditivos, mejor se siente tu cuerpo.
Por eso empecé a valorar muchísimo más los productos que puedo leer y entender de un vistazo. Si la lista de ingredientes parece una clase de química, probablemente no es lo que tu cuerpo necesita.